¿Se acuerdan que muy dignamente cerré mi cuenta en el BBVA? Bueno, en esa ocasión les contaba que me había inspirado en las batallas que libra Patton, el cual parece tener más tiempo y gracia que yo para dar estas batallas, pero no más amargura que Carolina, La peleadora, la cual escribió sobre nosotros esta semana (no es cierto, pero le voy a recomendar nuestro manual). En fin, también por ahí me "agarré con Café del Sol" y la cosa quedó en que después de como cinco correos que nos cruzamos y un par de llamadas que me hicieron yo iba a ir a una cita para que se disculparan conmigo y me ofrecieran una cena para dos (otro día) como excusa y yo los pudiera retroalimentar de lo que había pasado (como si ya todo no hubiera quedado dicho en el post, y como si ya la excusa no hubiera sido presentada por correo, en un comentario del mismo post, y por teléfono). De todos modos acepté a ir, pero en ese momento mi vida laboral estaba en su clímax. Nunca tuve tiempo de salir del trabajo para ir, y cuando lo tuve tenía que llegar a la clase a preparar clases o calificar. Así que dejé pasar el tiempo y ahí quedó todo. Pero Buuuurrro, por qué no cobraste la cena? Como si Café del Sol no fuera rico? (rico y caro, si, pero muy rico). Pues porque como les dije, no tuve el tiempo de hacerlo, y porque detrás de esa cena estaba todo el combo que se la ganó (es decir como 10 personas), más todo el combo del Manual (otros 5). Y como que una cosa es negociar y otra mendigar. El dueño me había ofrecido una cena para dos a mí no más. Pues no, qué pereza, prefería dejar mi queja en Manual y seguir mi vida de consumidor feliz.
Pero de eso no les quería hablar, sino que una cosa llevó a la otra, y criticando uno se queda divagando. Resulta que el viernes 5 de diciembre fui a escuchar a Juanes al concierto que hizo El País en el Pascual Guerrero. En esa ocasión, recuerdo que compré las boletas en preventa, asegurando un precio bajo y al ver que el concierto lo organizaba el periódico regional del cual yo era suscriptor, pregunté si había algún descuento por tener la Tarjeta Selecta (gancho de venta del periódico), la cual hasta el momento no he había servido de mucho (y hasta el momento sólo me ha servido para que el descuento de un evento cultural me permitiera hacer como si no pagara la alta cuota que cobra tuboleta.com por operar). En ese momento me dijeron que La Selecta no tenía descuento, pero que si pagaba con Master Card o Débito Maestro podría acceder al 10% de descuento en las boletas. Excelente, me dije, preventa y además con descuento. Muy bueno, y salí contento. Faltando 15 días para el concierto (ahora creo que fueron sólo 8, ya no me acuerdo) salieron dos descuentos, uno no me acuerdo con quien, y otro con La Selecta, pero los dos mejores que haber comprado la boleta en preventa y con el descuento. Y cómo así, yo pongo mi capital de trabajo con mes y medio de anticipación al concierto y obtengo menos beneficios? Eso es como si comprara una casa en planos y me saliera más cara. Pude hasta dejar mi dinero en la cuenta y ganarme menos el 1% anual, que rinde el capital en una cuenta de ¿ahorro? y aún, así, a pesar de lo absurdo, hubiera sido más provechoso.
Con alta indignación, pero sin perder la paciencia, decidí darle la oportunidad el periódico, el cual sólo había comprado para regalárselo a mi papá y tener La Selecta (dizque porque era muy buena), dado que el periódico no es que sea muy imparcial (ya saben mi problema con la media), ni que tenga notas tan interesantes, ni que tenga encuestas inteligentes, más bien como estúpidas, ni que nada. Servía para limpiar cosas. Pero bueno, volviendo al tema que nos atañe, volví al lugar donde había comprado las boletas y les conté que el descuento actual era mejor que al cual yo había accedido y que eso era injusto con los compradores que habíamos madrugado, apostándole a la realización del evento. Y que además, fuera de esa discusión, yo también tenía la Tarjeta Selecta, así que quería acceder al nuevo descuento, olvidando que fueran tan petardos (eso no se los dije, de hecho fui bastante elegante en la petición). Pero nada, me dijeron que no había nada que hacer. Así que muy dignamente les dije que bueno, que no había problema, pero que cuando se venciera mi suscripción, quería que me llamaran para decirles que no les iba a renovar nada por burros. Y además ni que fuera un buen periódico. El Occidente me parece mejor y además es gratis. Recuerdo que la vendedora sonrío (y hasta me imagino que pensó: "como si me importara") y dijo que lo sentía mucho, pero que no podía hacer nada.
Pues bien, ya me llamaron, hace dos semanas me llamaron. Ahh que felicidad, pero que emoción. Lo que tanto había esperado. Pobre vendedora de call center. Ella sin saber nada, sin ningún poder de decisión, sin nada. Sólo esperando una renovación. Llegó con una retahíla que contaba todos los beneficios de la promoción. La dejé hablar con paciencia, y cuando estaba tomando impulso para seguir contando el resto la corté con un "no estoy interesado" escueto y sin sentimiento alguno. En seco frenó como si hubiera puesto un tocacintas a girar en sentido opuesto, y desencajada alcanzó a decir (pobre) "puedo preguntar por qué?". Je je, ja ja. Era como alimento para mi alma vengativa y rencorosa. "Usted recuerda el concierto de Juanes el año pasado?" - comencé a decirle. Bueno, ahí me regué a contarle la historia que ahora les narro a ustedes, y terminé con un "y es por eso que no quiero saber nada más de ustedes. Ojalá me borraran de su base de datos, porque si me llaman de nuevo no voy a ser nada gentil, además que sus correos llegarán directamente a mi carpeta de SPAM". Y cuando estaba a punto de colgar, como un arrebato se apoderó de mí y le dije - "No, también hay otra razón". Creo que la vendedora no me colgó por amable. Pobrecita, quién sabe cuánto loco como yo le dice sus verdades, pero además tratándola mal. Y ella trabajando. "Bueno," - le dije - "Recuerda que el periódico sacó unos fascículos de un libro (ni recuerdo de qué) los domingos. Que para comodidad del suscriptor, iban a entregar el libro completo y empastado al final. Pues dado, que yo sabía que no iba a terminar mi suscripción, pedí que me entregaran los fasículos los domingos para después terminar el libro comprando los que me faltaran con el periódico de los domingos. Y adivinen: No se podía. No se le pueden brindar comodidades al suscriptor porque se mal acostumbra" - ven? - "Por esa razón," - terminé mi sermón - "también es mejor El Occidente, y además es gratis."
Aaaahhh, cómo se siente de bien. Ahora tengo menos papel inservible en mi casa, y no tengo que aguantar las encuestas idiotas. Puedo ver el valor del dólar en el trabajo, la programación de cine en Internet y saber que Murió Michael Jackson también en la red. No me hacen falta.
Foto de: Sergis Blog
1 comentario:
"La venganza es un plato que se come frio" dicen por ahi... muy bueno!!
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