miércoles, 16 de noviembre de 2011

El mundo es grande y la salvación está a la vuelta de las esquina

Al igual que con Tiempos Modernos, esta película llegó a mí gracias al Cine Foro de la empresa. Qué buenaventura, porque no me imaginé viéndome una película búlgara en un contexto diferente al Eurocine, el cual hace años tengo descuidado (eso sí me sonroja).

El mundo es grande y la salvación está a la vuelta de la esquina es una obra maestra que nos mantiene entretenidos desde el inicio hasta el final. En ocasiones tiene esos destellos mágicos que transportan, como sucede en Amelie, por ejemplo cuando ocurre el accidente y los abuelos de Sashko se dan cuenta; y en ocasiones es un viaje fotográfico por Europa lleno de imágenes tranquilas que hacen recordar ese viaje del Ché en Diarios de Motocicleta.

Aunque la traducción del título de la película no es igual en todo lado, podríamos decir que ese inusual y largo título sí refleja claramente el espíritu de la película:
la felicidad es metafóricamente un kilo de azúcar y Fidel se lo permite a esta Bulgaria comunista que quiere ser Alemana, o por lo menos parte de su pueblo. La historia es acerca de un muchacho búlgaro que crece en Alemania, luego de que sus padres huyeran de la persecución de los camaradas búlgaros. Éste sufre un accidente en el que pierde la memoria y a sus padres. Su abuelo, sabio, como los abuelos, es quien decide viajar a Alemania y enseñarle el camino a casa usando un tándem y un juego de Backgammon. La historia se cuenta en dos tiempos que a la vez son dos direcciones, una el camino a casa y la otra el éxodo de los padres. De verdad que es una delicia ver esta película. Recomendada para todo momento y cualquier hora del día. Tal vez robe una lágrima, pero seguro robará muchas sonrisas, suspiros y sensaciones de paz.

1 comentario:

Mauro Z dijo...

Guao, que ganas que me has dejado de vermela... a ver como me la consigo