jueves, 10 de septiembre de 2009

La Sombra de la Mosca

Hace poco escribí un cuento que se llamaba "El Trabajo de la Naturaleza" para un concurso, pero al mandarlo me le hicieron un par de recomendaciones, y uno de esos fue cambiarle el nombre por "La Sombra de la Mosca". Ya hemos hablado de ese cuento y del concurso en este blog, incluso el cuento ya está publicado, pero lo de hoy tiene un objetivo diferente.

Algo que me ha parecido muy bonito es las varias interpretaciones que le han realizado a este cuento, y claro, cuando de interpretaciones se trata, estamos en terreno conocido para nuestro Jueves del Aleph. Al ser un cuento mio, no les daré mi interpretación, y si alguno piensa que la interpretación es básicamente una mosca que entra por la ventana y se para en tu libro, pos no estará muy alejado de lo que pensaba cuando lo escribí (aunque muchas veces ni yo entiendo lo que pienso mientras escribo... o bueno, en general tampoco entiendo lo que pienso cuando no escribo). Pero tres personas me dijeron lo que rescataron del cuento una vez leído, me pareció muy interesante, y se me ocurrió que podría dar para mucho más. Así que a continuación les dejo (nuevamente) el texto, y más abajo las tres interpretaciones que me dieron, para que ustedes, a través de sus comentarios, me escriban que otras cosas pudieron encontrar en él (y espero que algunas sean mas superfluas o banales que las tres mencionadas, pero se recibe de todo).

La Sombra de la Mosca

“Cuando se dio cuenta de que la naturaleza de un hombre cualquiera saciaría su deseo, sintió compasión. Extraña compasión, que se dirigía a quien fuera que fuese el escogido. Ya que competía al hombre sucumbir ante las propuestas, sin derecho a rechazarlas…”

Esto fue lo último que ella alcanzó a leer de su cuento favorito “La Naturaleza del Trabajo” de Nélida Piñón, porque justo en ese momento una mosca, que disimuladamente había entrado por la ventana, voló delante de sus ojos y se paró entre las palabras “extraña” y “compasión”. Ella usualmente le tenía un asco impulsivo a estos diminutos seres, pero esta mosca en particular no le pareció tan fea, no le pareció tan sucia, no le pareció tan despreciable. Incluso, le dio la impresión de que la mosca la miraba a los ojos, con sus múltiples ojos, y leía lo que estaba pensando.

La verdad le daba un poco de vergüenza que se diera cuenta lo que por su mente estaba pasando, que se diera cuenta que se sentía muy identificada con el texto. Se debatía entre lo ridículo de que se diera cuenta de eso, el ridículo de creer que a una mosca le importara lo que ella pensaba, y el ridículo de que una mosca pudiera leer su mente. Pero la verdad es que esta estaba ahí, con los ojos clavados en los suyos, sin inmutarse, sin mover sus sucias patas como debiera estar haciendo, simplemente ahí, penetrándola con cada uno de sus ojos, casi que cuestionándola por sus pensamientos.

Esto le empezó a desesperar. Ninguna mosca tenía el derecho de cuestionarla, ella podía vivir su vida como quisiera, simplemente no estaba dispuesta a tolerarlo. En ese momento un mórbido pensamiento pasó por su mente ¡qué fácil sería simplemente cerrar el libro de un golpe! Lo pensó con mucho detalle, la mosca, con sus múltiples ojos, observaría como esas dos paredes de celulosa se irían cerrando a sus lados sin alcanzar a reaccionar, se sentiría atrapada, ahogada, aprisionada, mientras las letras y los espacios irían comprimiendo su cuerpo; tal vez cada uno de sus ojos saltaría de sus cuencas y así no la podrían seguir observando, quedaría completamente aplastada, inerme, inerte; incluso tal vez destripada y desparramada por la hoja, cubriendo y cambiando el significado a las palabras que la rodeaban. Eso la estremeció un poco, no quería hacerle eso a ese hermoso texto que tanto disfrutaba y que se vio interrumpido en su lectura.

Pensó en otras alternativas, usar veneno, un matamoscas, un espray de pimienta (con todos esos ojos debería ser efectivo), su máquina de choques eléctricos; pero todo eso podría dejar un rastro en su obra de arte, y era algo que definitivamente no quería hacer. Así que probó otros métodos, dejó el libro en la mesa y empezó a insultar a la mosca, a tratar de ofenderla con toda la jerga que se le ocurría, pero la mosca seguía inmutable, observándola, cuestionándola. Entonces optó por la compasión, y lloró abundantemente delante del libro (cuidando de no mojarlo), pero el minúsculo corazón de la mosca no se conmovió y no se desplazó ni una letra. Incluso intentó con la ley del hielo, y se hizo la fría sin dirigirle la palabra a la mosca por eternos minutos, pero esta era testaruda y ni así logró generar reacción en ella.

Así continuó toda la noche, con un intento frustrado tras otro, hasta que, rendida y sin nada de energías, se quedó dormida en la alfombra donde se encontraba.

La mosca continuó ahí toda la noche, y al despertar, ahí la vio, igual que en la tarde, la noche, y el día siguiente. Ella poco a poco empezó a resignarse y a convivir con aquella mosca. Como supuso que nunca más podría cerrar y guardar su libro, le consiguió un estante solo para él, donde pudiera permanecer abierto sin problemas, y así, poco a poco fue cambiando la decoración de su casa, de su vida, de su ser.

Mauro Z


Interpretación 1. (que me llegó por correo, de los primeros comentarios recibidos)

"Tu cuento me lo acabo de leer, es corto pero muy disiente, se puede aplicar a la vida personal y laboral:

No trates de apartar y de eliminar lo que no te gusta, lo que te asusta, enfrenta tus miedos y reflexiona al respecto y si hay que cambiar, pues cambia."


Interpretación 2. (que me dijo una persona que ha guiado un poco mi espíritu literario actual, durante un almuerzo cuando yo me burlaba porque un jurado llamó al cuento "kafkiano", y yo comentaba que solo lo decía porque aparecía un bicho)

"No creas, en realidad si es un poco kafkiano. Además de la semejanza con el cambio de la cotidianidad a través de un ser que debiera ser insignificante, hay mucho más detrás. Lo que yo veo en él es como muchas personas no saben que hacer con sus miedos, y aunque muchas veces tratan de enfrentarlos, es muy común que terminen poniendo sus miedos en un altar o en un lugar importante y decidan modificar su vida y vivirla de acuerdo a ellos."


Interpretación 3. (que me comentó por messenter una persona que siempre he creído que tiene un espíritu libre, ligero y hermoso como el aire)

"Habla de cosas que uno vive, o por lo menos yo me acabo de identificar.
¿como deshacerse de alguien?
¿de un mal sentimiento?
¿como deshacerse del otro sin hacer daño?
¿de la mirada del otro?
Bueno... yo me imagino que cuando lo escribiste no pensaste en nada de esto (por lo menso conscientemente). Pero está ahí"


Esos son las tres interpretaciones que me llegaron, ¿que ves tu en este texto?

2 comentarios:

kxi dijo...

Yo además de otras cosas que encontraré con el tiempo, y te iré soltando veo un profundo amor por la naturaleza (del libro) combinado con un profundo desprecio por la naturaleza (de la mosca).

Sama dijo...

"La misma mosca pegada a la pared, pegada a la pared, pegada a la pared..."