martes, 30 de octubre de 2007

10 pasos para asarle una carne a una gerente

“Asar una carne es todo un arte”. Eso dicen algunos después de comerse un delicioso plato justo en el punto que ellos esperan. “Qué va, esa vaina no tiene ciencia. No es sino salar la carne, ponerla en la parrilla y listo”. Eso dicen otros a los que no les queda claro como los avances tecnológicos han logrado tal inutilidad en el ser humano para desempeñar las tareas más simples. El caso es que el espectro de los asados es muy amplio. Todo el mundo quiere comerse una buena carne (ahora que no salten los vegetarianos a reclamar. Las generalizaciones literarias están exentas de este tipo de reclamos), un grupo más pequeño le gusta prepararla, otro más reducido lo sabe hacer y uno aún más pequeño lo hace.

El viernes pasado cumplió años Juliana, una amiga mía que ahora es gerente y que no será ese precisamente el tema de estos pasos. Y yo hice parte de ese último y reducido grupo que prepara la carne. ¿Cómo me fue? Mejor siga los pasos…

Primer paso: Debe conseguirse una amiga amante de los asados; que cumpla años; que sea o vaya a ser gerente; que haya invitado a un montón de gente de la que pertenece al primer grupo (los que les gusta comer carne) a su fiesta y que no haya planeado quién de todos esos asistentes se va a encargar de asar la carne. Ojalá que además no tenga claros todos los pasos necesarios para asarle carne a un gerente. Es decir, que no se haya leído este blog.

Segundo paso: Vaya a la fiesta. No sea iluso, la carne no se puede asar a distancia.

Tercer paso: Observe. Este paso es importante. La gente a veces no tiene cara de saber, pero la cara del deseo siempre puede ser detectada. Me explico, las apariencias engañan a la hora de saber quién sabe o no algo, pero generalmente no lo hacen a la hora de saber quién quiere o no algo. Y sobre todo a la hora de saber quién no quiere algo. A menos que haya sido traído para esa labor, es claro que nadie va a querer asar la carne.

Cuarto paso: Sea metido. Entérese de lo que pasa. En estas situaciones la gente sentirá que usted es una persona atenta. Generalmente, las amigas que son gerentes tienen otras amigas gerentes que son novias de cantantes que saben prender un carbón sin usar chispa, pero que se cansan con el calor para asar después la carne. Esto es totalmente comprensible. Pero si usted es metido, cuando esa persona se canse usted ya estará ayudándola a controlar el fuego.

Quinto paso: Identifique al que sabe y hágale cara de susto, de auxilio, de temor, de “oh Dios santo! Qué hago ahora?”. Si esa persona es medianamente sensata se dará cuenta que si no ayuda tal vez la carne de todos, pero en especial la de él se verá en peligro.

Sexto paso: Déjese dirigir. También se puede dejar fotografiar. Para la gente siempre va a ser curioso ver un chef de camisa de manga larga (debí decir en un paso anterior que hay que quitarse la corbata y remangarse las mangas para hacer esta labor), sin delantal voltear la carne en la parrilla con un aparentemente experto uso de las pinzas y una indiferencia al calor inexplicable.

Séptimo paso: Sea amable. Todos lo adorarán. Tanto a usted, como al otro chef que dirigió su trabajo, como al valiente amo del fuego que prendió el asador. Bueno si la carne está buena. Sino medianamente premiarán su esfuerzo y sobre todo el haberse prestado a trabajar mientras los demás gozaban de un prendido parrandón vallenato.
Octavo paso: Páguese. Cuando la gente se acuerde de que usted no ha tenido tiempo de comer, tal vez su estómago ya no lo resista. Es completamente normal que al ver pasar toda esa carne, los chorizos, las mazorcas y las arepas su cuerpo prepare todo por dentro para recibir un festín. Si usted no se lo proporciona, tal vez su estómago termine comiéndose las paredes de él mismo. Páguese comiendo los mejores trozos de carne mientras va asando. Nadie se lo va a recriminar. Es posible que si la fiesta está muy prendida, nadie se de cuenta y después lo aprecien más por haber aguantado tanta hambre. El ser apreciado por la gente es bueno: hace que lleguen a sus manos latas de cerveza en los momentos indicados.

Noveno paso: No comparta el secreto del asado todavía. Eso le dará un toque de misterio. Así usted no sepa que para asar una carne el secreto comienza en elegirla bien. Después en garantizar que los cortes sean adecuados. Luego en lograr prender unas buenas brasas que ni quemen la carne ni hagan aguantar a la multitud por mucho rato. Después en garantizar que la parrilla no vaya a dejar la mitad de la carne en el hierro. Luego en poner los acompañantes a los costados para que no se quemen y la carne en el centro. Después en no adobar la carne ni intentar ablandarla con cerveza, piña o qué se yo qué otra clase de cosas que no deben estar en la carne sino en la boca. Luego en salar la carne sólo con sal marina (algunos prefieren como yo hacerlo antes de ponerla y otros después de puesta). Después en estar atento para evitar que se queme y voltearla en el momento indicado. Y finalmente en preguntar a la gente cómo la quiere (1/2, 3/4, o muy asada) para que reciba lo que le corresponde. Así usted no sabe que el secreto termina donde comienza. Que tan sólo consiste en conocer esos simples pasos. Hágase el interesante. Esto traerá más cerveza a su mano.

Décimo paso: Charle amistosamente con sus acompañantes de aventura. Ellos también disfrutarán no sólo saber hacer cosas, sino estar en la disposición de hacerlas la mayor parte de las veces. Saben que los mejores momentos de la vida no llegan quedándose sentado sino actuando. Saben que los pequeños placeres de la vida están allí donde usted se atrevió a actuar. Y el simple hecho de asar una carne (“Qué va, esa vaina no tiene ciencia. No es sino salar la carne, ponerla en la parrilla y listo”), cuando no se lo estaban pidiendo, para una gerente que quería que su cumpleaños fuera perfecto, lo llenará de satisfacción por haberle dado un muy buen regalo.

Gracias a Pablo y a Patrick por haberme ayudado a llenar las bocas de la gente de mazorca quemada.

kxi

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Intentar ablandar la carne con cerveza es como extrano, pero que ademas de adobarla se meta en cerveza, ummm, es excelente!!! Y claro, no olvide que la ubicacion del asador es clave a la hora de intentar iniciar el fuego y mantenerlo...

Mauro Z dijo...

El punto de la braza si es importante, principalmente debe estar dabajo y no encima de la carne, y preferiblemente que dicha carne sea de una vaca que haya dado su vida por nosotros, y no la carne de tu mano o la de algún conocido (si es un desconocido es casi igual que si fuera de una vaca).

kxi dijo...

Bueno y no sólo el hecho de ablandarla sino que la primiparada también incluirá el sabor que la fruta logre impregnar en la carne.