viernes, 17 de abril de 2009

The Killers: Day & Age (2008)


Hará unos seis años ya desde que el ámbito de la música comercial vio el regreso de un sub-género que, a mi parecer, ha sabido combinar en sus momentos al rock con el pop: el Indie Rock. Con la premisa de echarle al baúl del recuerdo más bandas pasajeras y álbumes de un solo éxito, resurgió como una epidemia aún latente a través de los medios todo un conglomerado de abanderados por el Indie, en su gran mayoría denominados bajo el pronombre "The (cualquier cosa)", con la pretensión de adquirir rápidamente una identidad que, al final, los deja prácticamente a todos cortados con la misma tijera.

Una de esas excepciones casuales que ha logrado encaramarse y mantenerse apenas en la puntica de la fama ha sido The Killers, quienes han contado no sólo con la suerte del principiante, sino con la creatividad para poner a sonar otra vez y con acierto la fórmula ochentera de turno, así como con el buen sentido de orientación hacia un negocio rentable. Este año se nos aparecen con el álbum Day & Age, que hace un par de días casualmente cayó completo a mi listado de reproducción y se me antojó traerlo a colación.

Con títulos de canciones que, al irse leyendo y escuchando, van de inmediato invocando nombres de bandas legendarias como Roxette, Human League, Hall & Oates o David Bowie; The Killers invierte nuevamente en la amalgama entre sonidos sintéticos y acústicos. Canciones como Human, Spaceman, o The World We Live In, con sus sonidos dulces y sus letras que juegan a parodiar lo existencial, cuestionan aquello que es cotidiano para la percepción del artista. Las otras canciones sencillamente pasan rozando el paladar de quien está bebiendo una cerveza con sus amigos o quien está mascando un chicle por costumbre, mientras trabaja o escribe un artículo para su blog.

Al escuchar la composición electrónica de Human, el single promocional del álbum, se entiende mejor cómo hoy en día las versiones extendidas que solían ser hechas por las propias bandas, están ahora siendo desplazadas por las remezclas hechas por los discjockeys del momento con el propósito de abarcar, además del público de los bares, a aquel que frecuenta los clubes y las discotecas. Por mi parte, estoy seguro de haber escuchado en la radio y en los sitios que visito, la versión dance de Read My Mind más veces que la original.

En conclusión, resulta difícil pedirles que le inviertan minutos y bytes de su vida para prestarle atención a este trabajo si el Indie no es un género que les mueva la aguja lo suficiente (¡mucho más complicado pedirles que compren el álbum!), pero si cualquier amigo corsario lo deja caer por casualidad sobre su escritorio virtual, pues pónganlo a sonar en aleatorio un rato, siquiera para cambiar de ritmo y darse por enterados de lo que está presente en la escena musical.

3 comentarios:

Mauro Z dijo...

¿Amigos corsarios? no conozco ninguno ^_^

kxi dijo...

Amigo corsario. Cuando tengamos un próximo encuentro (ojalá no en un metro, porque acá no hay y el juego es diferente) espero que lo dejes caer sin que yo me de cuenta entre los bytes que se devoran mi disco duro y el rendimiento de mi equipo.

kxi dijo...

By the way, it was so good