sábado, 11 de abril de 2009

Lecciones aprendidas

Hola. Hoy es mi último día de vacaciones y la verdad es que me duele bastante que lo sea. Me ha gustado muchísimo esta ciudad y todas las cosas que tiene para ofrecerme. Claro, la verdad es que ha sido muy cómoda porque está "vacía" a causa de la semana santa y eso la ha hecho más placentera para mí. Sin embargo, creo que tiene muchas de las cosas que me enamoran de una ciudad: Muchas de verdad, más de las que ya sabía cuando decidí venir para acá, a pesar de lo mucho que se incrementó el presupuesto del viaje en el último año.

Aparte (como dicen acá), cuando yo viajo, no sólo me gusta visitar los sitios típicamente turísticos y comportarme con un típico turista. Me gusta, vivir un poco (dentro de lo que puedo, puesto que jamás será igual) como un habitante de la ciudad. Esto es, comer corrientazos, viajar en el transporte público, entrar a las bibliotecas, bancos, oficinas, habitar los parques, si es posible jugarme un partidito de fútbol con los locales, en fin, ustedes me entienden. Pues bien, teniendo esto como punto de partida, les cuento que hoy estuve visitando a unas amigas que viven en la ciudad y una de ellas, me contó sobre la tesis de su maestría. Algo bellísimo, fenómeno. Es acerca de unas personas que se han encargado de recuperar el patrimonio cultural de su ciudad sin ninguna clase de pago, tan sólo por la satisfacción de saber que lograron defender aquello que es suyo. Esa, es la simple lección aprendida:

Para dar un sólo ejemplo de los que me contó mi amiga, está el caso de un arquitecto que decidió emprender él solo la lucha porque en su barrio no se construyeran edificios, puesto que éstos atentaban contra el diseño de todas las edificaciones del barrio, que tenían, no sé cuántos años de estar ahí construidos, generando un patrimonio histórico invaluable. Con sus conocimientos, creó un mapa de la ciudad mostrando las zonas que deberían estar protegidas por la ley encargada y desarrolló toda una propuesta que fue llevada como proyecto de ley para redistribuir las zonas protegidas por la ley. Él solo. Insisto en esto, pues muchas veces somos derrotistas para defender nuestras causas cuando no encontramos un respaldo. Creemos que solos no podemos hacer nada. Y por el otro lado, no tomamos posiciones antes nuestra ciudad para defender aquello que consideramos nuestro. Es más, muchas veces no lo consideramos nuestro. Sino de otro. Del político? Del rico? No sé, de otro? Por qué no nuestro? No lo sé, pero acá si lo consideran de ellos. Y cómo lo hacen saber a todo aquel que se les cruza!!

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