lunes, 16 de marzo de 2009

Rocknrolla (2008)

Cuando te reúnes con un círculo de amigos después de haber pasado cierto tiempo; mientras departes con ellos una buena cena o unos buenos tragos, suele ocurrir que uno de ellos decide remembrar anécdotas de tiempos anteriores, escuchadas ya repetidas veces y cada vez más cercanas al mito por aquellos datos nuevos y casi nada comprobables que se le añaden en cada versión y, aunque es posible que te fastidie un poco volver a escuchar otra vez estos cuentos tan viejos y tan desgastados, ves la cara de tu amigo de tantos años contándolos con tal gracia y vehemencia que te ríes con él como si fuera la primera vez que los escuchas. Algo parecido es lo que pasa con Rocknrolla.

Guy Ritchie, amigo cercano de la familia cinéfila del blog, se nos aparece con esta película para mostrarnos sus nuevas experiencias con la manera de hacer cine: la tecnología que implementó, las técnicas que ensayó, los actores que convenció y con los que fraternizó, la plata que se levantó, los porros que se metió (o que no le dejaron meterse), entre otras cosas. Pero de resto, nada de nada; no hay una historia nueva qué contar, porque al parecer después de las excentricidades narrativas de Revolver (2005), el hombre aprendió a no complicar su vida, ni la de quienes vemos sus películas. Algo por el estilo fue lo que pasó con Felipe Aljure y su Colombian Dream (2005), aunque en este caso tuvimos que esperar casi quince años para darnos cuenta de la triste verdad.

Según lo anterior, el argumento de la película se resume así: una cadena mafiosa circular de mando y favores que viajan de arriba abajo por cada eslabón, donde al final nadie sabe para quién trabaja y cuyo nuevo 'florero de Llorente' no es un diamante ni un rifle de caza, sino una dichosa pintura que el espectador jamás ve. Punto. No hay actuaciones memorables ni detalles sorprendentes. Eso sí, como si fuera un stand-up comedy, uno se ríe de cuanta ironía puede ofrecer un absurdo del género Noir con la fórmula exitosa que sabe aplicar el señor Ritchie.

En conclusión, esta película debería llamarse Rollercoaster, porque no es más que un paseo en la montaña rusa, que emociona durante el recorrido y te hace ver la ciudad en forma de luces multicolores pero que, una vez terminado el viaje, te hace ir en busca de una nueva atracción. Recomendada para quienes saben a qué atenerse o apenas van a escuchar la anécdota por primera vez.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

que buena reseña
dan ganas de versela aunque no es mi estilo la descargare apenas arregle el pc

sama a ver si publicas una sobre anime como paprica :P

Macaco dijo...

Por su aparición en un lunes, pensé que la habías rajado. Esto no me sorprende, pues nuestros gustos son tan parecidos como distintos según el estado de ánimo.

Me alegra saber que esta vez es parecido, pero me enoja ver el que me hayas quitado una película sobre la que vale la pena comentar. En fin, la calidad del artículo valen la pena, así que a seguir buscando buen cine.

Marcela dijo...

bueno, tengo que decirlo... quiero ver la pinche PINTURA!!!

kxi dijo...

Yo también