lunes, 9 de febrero de 2009

Revolutionary Road

Recientemente he contado con la fortuna de ver muy buenas películas; fortuna que, desde luego, no es gratuita, ya que procuro cobijarme a la sombra de buenos árboles. De hecho, fue dispendioso escribir el artículo sobre Oliver Stone para la columna de mal cine, ya que en lo personal no me resulta sencillo tomar la iniciativa de ir a cine o alquilar píldoras de la talla de Churrúsculo u Hotel (Rwanda) Para Perros. Aunque esto no hace más que aseverar la idea que comparto sobre equilibrio cinematográfico: para que haya buen cine, debe existir el mal cine, por lo menos como punto de referencia. Es debido a esta bonanza por lo que me he visto asaltado mentalmente en la calle, en la cama y en el baño por la idea de hacerle justicia a lo que me he visto y reseñarlo. He aquí plasmado para ustedes uno de tantos tormentos.

A gran velocidad, como suele pasar con las buenas historias alternativas que se exhiben en nuestra cartelera nacional, pasó Revolutionary Road (2008) por delante de los ojos de unos cuantos y la conciencia de unos pocos, dejando abolladuras en la paciencia y la moral de quienes disfrutamos con esta película sórdida, en la cual Sam Mendes decide continuar ahondando en el agujero negro que una vez comenzó con American Beauty (1999), y que ahora muestra, a través del retrato de un matrimonio joven de Connecticut, E.E.U.U.; durante la década post-bélica de 1950, las raíces que sustentan el modelo ideal de la familia norteamericana moderna.

Esta película narra la historia de los Wheeler, una pareja de recién casados que se muda a una enorme y hermosa casa en Revolutionary Road, donde despierta la admiración y la envidia de sus vecinos, colegas y amigos por contar con los elementos básicos con los que puede edificar una vida perfecta. Frank (Leonardo Di Caprio), quien desempeña eficientemente el mismo cargo en el departamento de ventas, tal y como lo hizo su difunto padre en la misma compañía, se encuentra en una encrucijada en la cual debe elegir entre conformarse con el camino del éxito inmediato y el comfort para su esposa y sus hijos, o arriesgarse con el camino incierto de la realización personal, dejando un lado el orgullo y permitiendo que April (Kate Winslet) saboree la satisfacción de conducir su hogar hacia la felicidad plena, a cientos de kilómetros de distancia de su tierra natal. Es entonces cuando los factores externos actúan, acentuando los prejuicios existentes y dejando pocas válvulas de escape para esa realidad social dormida, válvulas tan estrechas que difícilmente dejan espacio a poco menos que un solo individuo.

En el ámbito actoral, pareciera que Sam Mendes hubiese aprovechado toda esa carga de fricción reprimida por las dos estrellas durante tantos años, impensable por muchos dada la imagen inmortalizada del amor eterno en Titanic (1996), para que fuese desatada en el momento justo de la película, rompiendo con la perfecta armonía estética e instrumental mantenida hasta entonces, notándose la omnipresencia del director en cada una de las tomas siguientes. Esta es una demostración de que existen parejas que se desenvuelven mejor en la pantalla odiándose que lo contrario.

Con un final de contrastes digno de una novela de Stephen King, bañado por la esperanza y el desasosiego, Revolutionary Road nos hace reflexionar de modo pragmático acerca de la manera como llegamos a construir nuestra prosperidad a través de lo que mejor sabemos hacer y por lo cual somos dignos de admiración y respeto, sin considerar el costo de oportunidad reflejado en la felicidad y la realización de quienes amamos y han decidido compartir su sueño con nosotros. Sólo un sueño, sin fundamento ni plan de acción, pero más grande que el amor propio.

2 comentarios:

Mauro Z dijo...

"Revolutionary Road nos hace reflexionar de modo pragmático acerca de la manera como llegamos a construir nuestra prosperidad"

Guao, esto amerita un comentario inteligente.. a ver como me va:

"Del mismo modo, el desarrollo de formas distintas de actuar contribuye a la correcta determinación de las actitudes y de las atribuiciones de dirección."

Sama dijo...

Del mismo modo, en sentido contrario...