sábado, 22 de marzo de 2008

Mi niña tiene acné

Si estuviera influenciado por la mezcla de las lecturas de Gabriel García Márquez y Hernán Casciari (de este último solamente una) diría que Cali es una vieja buenona de 33 años con unas tetas firmes, obviamente operadas y moza de un traqueto que le tiene todos sus jugueticos al día. Rumbera, fresca y sin reparo en lo que le depare el destino.

Pero no. Yo me inclino más por pensar que Cali es una niña de 15 años que le gustan los excesos. Tal vez por ignorancia, tal vez por rebeldía. Come muchas empanadas, papas aborrajadas y en si, toda cantidad de fritangas típicas de la región. Gracias a ello y a la polución en la que vive (cada vez hay más humo de cigarrillo, carros y empresas a su alrededor, a pesar que su prima Palmira ya casi no quema su cabello verde de caña), su cara se ha llenado de un acné muy difícil de curar.

Cali, como toda mujer vanidosa, no quiere tener su cara llena de huecos y ha probado varios remedios para ello. Le han dicho que hay una base poderosa que puede ocultar las feas imperfecciones de su rostro, pero no funcionó. Siempre se le caía y los huecos de su cara saltaban a relucir.

También pensó en dejar de consumir tanta grasa, pero igual, su acné ya era bacteriano y no se lo pudo quitar solamente con suprimir los alimentos grasosos. Además Cali, tiene tendencias alcohólicas y eso hace que su acné sea más notorio cada vez que toma.

Cali también probó toda serie de caras cremas que le ofrecían los políticos, pero en vez de curarse cada vez su cara está más llena de huecos. En ellos se acumula agua y mugre, de vez en cuando unos animalitos con llantas que circulan por su cara se quedan incrustados o se chocan por intentar evitar las grietas de Cali. A veces uno que otro de los habitantes de la piel de Cali (los que tanto bien le hacen y en ocasiones, los que tanto mal le hacen) mueren a causa de las grietas.

Mi niña Cali, tiene acné y sabe que como otras niñas de su edad podría quitárselo tomándose unas de esas pastas que secan todo y con las cuales no se puede beber. Pero hay un problema. Son pastas caras y que requieren un sacrificio. No gastarse la plata en banalidades. Sin embargo, Cali es joven y un poco tonta y por el momento se deja engañar de inescrupulosos que sólo quieren su riqueza y su belleza. Los mismos que cuando Cali tenga la cara tan llena de cicatrices que ni la mejor cirugía plástica la pueda curar, la abandonarán por otra niña que tenga la belleza y la juventud que Cali tiene ahora.

1 comentario:

Isaja dijo...

Muy buena comparación e historia...