jueves, 30 de octubre de 2008

Historia Disfrazada


Hoy el jueves del Aleph les trae una historia que pasó el domingo sábado pasado. Una simple fiesta de disfraces, de la cual muchos escribieron su historia, su punto de vista. Esto que les mostramos hoy es simplemente eso, uno de los puntos de vista, una de las historias narradas, pero es para compartirla con todos.

Historia Disfrazada

Las deliberaciones habían sido claras, las cartas echadas, los criterios expuestos, y había que adelantar ocho días el acontecimiento, algo interesante ya que estaríamos a la vanguardia, nada extraño entre unos visionarios como este grupo.

En la peluda cabeza de cada uno de los que deseaban asistir se empezó a gestar las opciones del requisito primordial, había que envestirse de una forma tal que reflejara lo que no se era, había que enmascarar su destino… había que usar un disfraz. Algunas de esas sagaces mentes ya tenían la idea concebida de antemano, otros lo dejaron en reposo por días y días, casi hasta el final del plazo, pero solo había una certeza, y es que todos estaban dispuestos a debutar el día pactado, y todos querían disfrutar del despliegue de colores, prendas (o ausencia de estas) y del derroche de imaginación.

Un equipo logístico con una coordinación impecable culminó con u éxito arrasador su labor de adecuar apropiadamente las instalaciones, mientras la gran mayoría estaba en algún cuarto de transformación, adicionándose piezas, quitándose prendas, tinturando su alma, prendiendo su espíritu… poniéndose a tono para la ocasión.

Y así fue como, despacio y sin afán, un colegio dejó de ser tal, y empezó su mutación, con una cualidad increíble de transformarse de metro a metro. En un instante era un barco comandada por un pirata, y un metro a su izquierda ya era un quirófano de hombres que morían infartados por haber pasado por un cabaret de Charleston que estaba en medio. Así mismo se podía estar en la psicodélica honda hipie escuchando de fondo las canciones del rey del rock, mientras un rasta te ofrecía un enorme porro con el que observabas ángeles sexys y horribles haditas asesinas volando entre colores caminantes y gritones que eran polinizados por abejitas extranjeras mientras esquivaban unos modestos gatos que salían de las palmeras de Hawái donde había una cama con un niña que abrazaba su oso de peluche, justo al lado de una ducha recién usada cuya agua salpicaba la pista de baile ubicada en arabia donde estaba jugando el América con un cuerpo arbitral que solo sabía pitar y mostrar tarjetas.

Por supuesto, dicho colegio debió quedar cansado después de tanta metamorfosis continua, después de albergar tanta etílica y rítmica felicidad, y de brindar un hermoso amanecer a los que estuvieron dispuestos y despiertos para recibirlo.

Ahora, cuando ya hora tras hora se va alejando el momento, el corazón de los asistentes sigue hinchado, el alma contenta, las sonrisas pintadas y guardadas como recuerdos y la energía gastada y renovada para lo que seguirán siendo unos espectaculares eventos.

Mauro Z

1 comentario:

Anónimo dijo...

que bacano

aunque yo lo que disfruto es disfrazarme y no tanto la fiesta